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lunes, 13 de noviembre de 2017

Sketch de Buddy Bradley, por Peter Bagge

Y así llegamos al Sábado del Salón del Cómic de Getxo. Nada más entrar me dirigí hacia la zona de tickets. Allí recogí el número siete para Javier Rodríguez. Para él tenía un ejemplar de Comprobando la Realidad que el día anterior me dedicó ya Mauro Entrialgo. Pensaba que la séptima posición era muy buena, sin embargo, no era del todo cierto. Para empezar el autor se retrasó algo y llegó a la zona de firmas cuarenta minutos tarde más o menos. En las mesas de al lado se encontraban firmando Peter Bagge y Martín Romero. Por allí todo fluía como la seda. Mientras en mi cola había un atasco de tres pares. Por fin, llegó Javier y comenzó su sesión de firmas. La verdad es que se volcó mucho con todos. Especialmente con los dos primeros a quienes les hizo dibujos que le llevaron, calculo yo, como cerca de diez minutos a cada uno. Ambos con algo de color, incluso. Entre el retraso y ese ritmo pausado, el resto de autores ya habían concluido con sus colas y aguardaban sentados la llegada de más aficionados. Uno saltó de la fila de Javier a la de Peter y le pasó una hoja para ver si le quería dibujar un Buddy Bradley. El autor, que estaba en ese momento totalmente ocioso, le sonrió y se puso a dibujar. Al contemplar esa escena se animaron otros tres seguidores más y todos se llevaron su dibujo. Yo, curtido ya en esto de las firmas, siempre llevo una carpeta con hojas así que me cambié a la cola de Peter y le pasé mi hoja. Con poca originalidad le pedí un Buddy. El autor me lo dibujó en apenas un par de minutos. Le di mi nombre en una hoja y me contestó que ya se acordaba de mí. Que el día anterior estuve en la sesión de firmas de La Cúpula. Tras conseguir el dibujo de Buddy regresé a mi posición en la cola de Javier. Allí no se había movido nada. Seguía con el tercero. Pero yo estaba más contento.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Sketch de Buddy Bradley, por Peter Bagge

Dado que algo más de una hora antes de la sesión de firmas de Peter Bagge detecté que comenzaba ya a formarse una cola, decidí sumarme a ella para evitar riesgos y que esta no se me solapara con la de Chris Claremont. Que era la que realmente más me interesaba. Era consciente de que estaba siendo excesivamente previsor. Hay que tener en cuenta que Peter tan solo realiza un garabato rápido como sketch. Pero mejor prevenir que lamentar. Tras la espera, llegó el autor puntual a su cita. Yo estaba en tercera posición. Vi como firmaba al aficionado que tenía delante. Junto a la rúbrica, un sketch sencillo, tal y como esperaba. Supertranquilo le pasé mi ejemplar de Odio y me puse a grabar. El artista comenzó a escribir mi nombre, firmó y añadió el nombre de la ciudad, en este caso se decantó por un Bilbao. Y ahí me percaté de que se paró. Sorprendido detuve la grabación y cogí mi cómic. Mi cara de decepción a la hora de salir de la cola lo decía todo. La verdad es que no entendía nada. Llegué a pensar que le había molestado que le grabara. Sin embargo, al que iba detrás mío tampoco le realizó sketch con lo que no era eso. Al que le siguió sí que le hizo un dibujo rápido. Francamente no salía de mi asombro. Cuando me acerqué a contarle lo que me había pasado al que estaba situado en la segunda posición me explicó que él le había tenido que decir que le hiciera el sketch. En definitiva, si no se lo pedías solo te firmaba el libro. Me quedé alucinado. Para que se me pasara el disgusto me paseé por los pasillos del Salón del Cómic y compré alguna que otra cosa, con dedicatoria y dibujo. Cuando volví a pasar junto al stand de La Cúpula donde estaba Peter Bagge me di cuenta de que estaba firmando al último. Otro que estaba en la misma situación que yo y que acudía a pedirle el sketch. El autor se lo hizo amablemente. Así que saqué mi cómic de la bolsa e hice lo mismo. Entonces sí, Peter me completó un dibujo sencillo en segunda vuelta. La verdad, no entiendo mucho esa actitud. Sé de algún que otro aficionado que le llevaba más cómics al que se le quitaron las ganas de repetir. Curioso.