Esa tarde de Sábado en Getxo dio para mucho más. En sus pasillos me encontré con un amigo que conocí en Avilés. Me comentó que Fernando Dagnino se estaba marcando unos dibujos flipantes. Precisamente en ese momento el artista estaba dedicando ejemplares en el stand del Salón. Entre los puestos traté de localizar algo de Fernando pero no encontré nada. Y eso que me sonaba haber visto alguno de sus cómics. En poco tiempo la cola se había cerrado y no había espacio para nadie más. Me resigné a quedarme sin nada de Fernando. Dado el fracaso, opté por regresar al stand donde estaba Víctor Santos. Él estaba dedicando, entre otros, cómics de Furious, un trabajo que me apetecía bastante. Así que fui para allá. Afortunadamente volvía a estar libre en ese momento. Aproveché el instante y le pregunté si me podía firmar el cómic. Él contestó que no había problema. Además, esta vez sí, podía grabarle de principio a fin. En algo más de seis minutos me completó este maravilloso sketch de la protagonista. Por supuesto, empapada de sangre, como manda la historia.
Esa tarde de Sábado en Getxo dio para mucho más. En sus pasillos me encontré con un amigo que conocí en Avilés. Me comentó que Fernando Dagnino se estaba marcando unos dibujos flipantes. Precisamente en ese momento el artista estaba dedicando ejemplares en el stand del Salón. Entre los puestos traté de localizar algo de Fernando pero no encontré nada. Y eso que me sonaba haber visto alguno de sus cómics. En poco tiempo la cola se había cerrado y no había espacio para nadie más. Me resigné a quedarme sin nada de Fernando. Dado el fracaso, opté por regresar al stand donde estaba Víctor Santos. Él estaba dedicando, entre otros, cómics de Furious, un trabajo que me apetecía bastante. Así que fui para allá. Afortunadamente volvía a estar libre en ese momento. Aproveché el instante y le pregunté si me podía firmar el cómic. Él contestó que no había problema. Además, esta vez sí, podía grabarle de principio a fin. En algo más de seis minutos me completó este maravilloso sketch de la protagonista. Por supuesto, empapada de sangre, como manda la historia.